El rock de la cárcel (1957)
Después de dos largometrajes previos bastante aceptables, tanto a nivel cinematográfico como interpretativo por parte de Elvis Presley, se estrenaría en las salas de cine norteamericanas de 1957, El rock de la cárcel (Jailhouse Rock), una de las mejores y más famosas películas del artista nacido en Tupelo. En dicho filme, dirigido por el notable realizador Richard Thorpe, se cuenta la historia de Vincent Everett (Elvis Presley), un joven rebelde que ha sido enviado a la cárcel por matar -accidentalmente- a un hombre en una pelea de bar al defender a una mujer. En la cárcel conocerá a Hunk Houghton (Mickey Shaughnessy), un preso aficionado al country que le enseñará a cantar y a tocar la guitarra. Cuando a Vince le conceden la libertad condicional, coincidirá con una bella mujer llamada Peggy Van Alden (Judy Tyler), una publicista de una casa discográfica que conseguirá introducir a Everett en el mundo de la música. Vince iniciará así un duro camino por intentar ganarse un hueco en la industria, destacando sobre el resto de los cantantes contemporáneos, con la idea de poder cumplir su sueño: ser rico y famoso.
El personaje interpretado por Elvis, Vince Everett, se podría catalogar dentro de la tipología comúnmente conocida como “rebelde”, una corriente surgida en los años cuarenta, pero que destacó, considerablemente, en la siguiente década con actores como Marlon Brando y James Dean. Por ejemplo, en la película Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951), Brando realizó una interpretación muy humana del personaje de Stanley, al que dio la sensibilidad y la brutalidad adecuadas para que resultara creíble. Sin embargo, lo que causó furor al público fue su aspecto, pues su caracterización marcó el nacimiento de un nuevo concepto del atractivo masculino en el cine y en la sociedad. Hasta la fecha, los personajes galanes mostraban un aspecto apropiado, mientras que los individuos perversos eran encarnados por intérpretes poco agraciados. En este caso, un actor con cualidades para ser un perfecto galán, daba vida a un sujeto violento. Con este trabajo, Brando inauguró un prototipo de personaje con un gran atractivo físico, pero con una actitud ante la vida contraria a la sociedad. Esta combinación conectó muy bien con el público adolescente, pues reflejaba los problemas que los enfrentaban a sus padres, quienes encarnaban la opresión de su propia existencia. En dicho contexto se gestó la aparición del personaje “rebelde”, y que al igual que sucede con el protagonista de nuestra película, Everett se verá involucrado en numerosas peleas con extraños, discusiones con amigos como Peggy y Hunk, y otra serie de conflictos debido a su fuerte temperamento.
Su director, Richard Thorpe, desarrolló una extensa filmografía para el mítico estudio estadounidense de la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Entre los filmes más famosos de este prolífico realizador (más de ciento ochenta largometrajes dirigidos en casi cincuenta años de trayectoria en el séptimo arte), destacan principalmente sus películas inscritas en el género de aventuras, como Ivanhoe (1952), El prisionero de Zenda (1952) o Los caballeros del rey Arturo (1953). Asimismo, Thorpe trabajó con los más grandes actores de su generación como James Stewart, Spencer Tracy, Joan Crawford, Fred Astaire, Burt Lancaster, Robert Taylor, Elizabeth Taylor, Ava Gardner, Dean Martin, Deborah Kerr, Steve McQueen, Orson Wells o Debbie Reynolds. Una lista interminable de intérpretes y trabajos cosechados que puede apreciarse en el pulso narrativo que Thorpe ejerce en la obra, casi sin altibajos, y al sólido guion escrito por el nominado al Oscar, Guy Trosper.
En términos económicos, El rock de la cárcel consiguió multiplicar por cuatro el presupuesto inicial de la película (fijado en un millón de dólares), al recaudar la extraordinaria cifra de cuatro millones (dato contabilizado únicamente en los cines de los Estados Unidos), convirtiéndose así en la segunda película más taquillera de toda la filmografía de Elvis. Además, dicho largometraje se situó en el puesto decimosegundo entre los filmes más taquilleros estrenados en el año 1957, colocando a Elvis Presley como el cuarto intérprete con mayor número de ingresos recibidos en la taquilla estadounidense de ese mismo año (unido a los beneficios obtenidos con su anterior película, Loving You). Entre las distintas canciones que se interpretan en el filme, destacan: “Young and Beautiful”, “I Want to Be Free”, “Don’t Leave Me Now”, “Treat Me Nice”, “Jailhouse Rock”, “(You’re so Square) Baby, I Don’t Care” y “One More Day”. Por último, cabe mencionar que la actuación que realiza Elvis de la canción “Jailhouse Rock”, es considerada como el primer videoclip de la historia de la música.
En definitiva, con El rock de la cárcel (1957), el fenómeno “Elvis Presley” se afianzaba en la industria cinematográfica del país. La unión de un sobrio guion (Trosper), junto con la notable realización de un veterano director (Thorpe) y la experiencia de su actor protagonista (Presley), dio como resultado una de las mejores películas musicales del joven artista, reflejándose así en las diversas valoraciones positivas que recibió el filme, tanto de la prensa especializada como del público en general. Es tal la importancia de esta cinta que, en el año 2004, fue seleccionada por el Senado para su conservación en el National Film Registry, al ser considerada una obra “cultural, estética o históricamente significativa”. Con su tercera película, El Rey ya formaba parte de la historia del cine.
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