La recta final del año 1976 resultó particularmente turbulenta para Elvis Presley. Los problemas de salud dinamitaban su ánimo y el rendimiento en numerosas actuaciones y, en el ámbito privado, la tendencia era hacia el aislamiento y la negación de los problemas.
Linda Thompson, su amante, amiga y cuidadora durante los últimos cuatro años entendió, no sin un inmenso dolor, que tenía que partir de la vida del rey, atrapado sin remedio en un hermético e imparable proceso autodestructivo. Para ocupar su lugar llegó Ginger Alden, una muchacha que, a pesar de la estupefacción de amigos y familiares, reverdeció algunas ilusiones en el fatigado corazón de Elvis, y cabe pensar que dichas ilusiones influyeron positivamente en algunos conciertos que mostraban a un Presley con el arrojo y la potencia de años pasados. La serie de cuatro recitales con los que el rey despidió el año 1976 es una inequívoca prueba de lo arriba expuesto: el artista hace gala de una energía abrumadora y un foco preciso en su desempeño. Hoy Os propongo disfrutar, disfrutar de verdad, de la grabación del concierto ofrecido tal día como hoy en 1976 en el Memorial Auditorium de Dallas,Texas. Elvis sale como un toro, muerde y desgarra las canciones, incluso trata de sacar jugo a los viejos clásicos que normalmente despachaba con desgana. ¡Escuchad con mucha atención! Incluso cuando habla se perciben una fuerza y concentración claras y contundentes. En algunos casos, su vehemencia interpretativa parece desesperada y raya en el descontrol vocal, pero de alguna manera, esa temeridad aporta magia y sabor únicos al concierto. Destacan las versiones de "My Way"( que interpreta a petición del público, descartando "Teddy Bear/Don't Be Cruel", una versión completa y muy cuidada de "Early Morning Rain" y una "Unchained Melody" recién incorporada al repertorio, embrionaria, sin arreglos, pero muy intimista y emocionante,con algunos versos susurrados por Elvis.
Una muestra más de la grandeza-alimentada por el amor- abriéndose camino a través de la maleza del dolor y la desesperación.
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