En el mundo de la música, como el de todas las artes, hay grandes personas, aristas que nacen con un don y que son capaces de marcarnos con su música, con sus composiciones, con sus interpretaciones.
Todas las áreas del arte, las canciones, los libros, las pinturas... van llenando nuestras pequeñas vidas y les van dando un sentido distinto. Nos van dando nuevas formas de entender nuestras vidas y nuestras experiencias, y se asocian a nuestras vivencias para que nunca podamos separarlas de nosotros mismos. El dolor del artista, su alegría, su sentir, sus más profundos miedos... se proyectan en ellas y se trasladan a nosotros.
Elvis, en eso fue un gran maestro.
La fama y la fortuna, cuan vacías podían llegar a ser para él y, por el contrario, cuánto llenaba su vida el amor y la comprensión inmensos que recibía y sigue recibiendo de su público y de sus fans.
A Larry Geller, peluquero y consejero espiritual de Elvis le preguntaba la gente cómo era Elvis y él siempre les respondía: "No escuches a nadie, ni siquiera a mí, escucha su música, solo escucha su voz. Si quieres saber quién era Elvis él te responderá".
Elvis nos abre su alma sin corazas, nos da algo que no tiene calificativos, algo indescifrable... pero ese algo ya te hace suyo para siempre.
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